12 nov 2009

Lo + in

Quisiera vivir un instante inacabable contigo,
pero tú eres inaccesible, inalterable.

Mi inactiva inacción te pasa inadvertida,
algo totalmente inadecuado
que provoca tu inadaptación.

Tengo una resolución inamovible,
producto de mi inagotable inteligencia,
que a veces parece inapreciable,
mas no es inanimada.

No entiendo tu inapetencia
y tampoco que seas tan inapelable,
dado que mi amor es incalculable, inimaginable.

Me parece una acción incalificable
que me hace sentir incapaz.

Pero yo soy incansable
y, aunque pueda parecer incauto,
mi incesante incertidumbre es el incipiente
que me incita a ser inclemente.

Me inclino a pensar que,
incluso en tu incólume incomodidad,
mi incognoscible incoherencia te resultará
una incógnita incomparable
que pondrá de manifiesto nuestra incompatibilidad
por tu inconcebible incomunicación.

Es incomprensible
que tanta incompetencia
sea lo que deje incompleto incondicionalmente
a este ser inconsciente.

Con tus inconfundibles incongruencias,
haces de este inconmensurable hombre inconsecuente
un inconmovible e inconsolable incrédulo
que te resulta un incordio inconveniente,
algo incorrecto e incontrovertible.

Pero mi amor es incontenible, incontable,
y, aunque te parezca increíble,
he de increparte tu acción
en este incruento enfrentamiento:

Yo te incrimino incuestionablemente
de tu indiscutible crimen,
pues tu incursión sin incumbencia en mi vida
ha provocado una independencia insalvable en mi alma
y una indemne herida incurable en mi corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario