20 nov 2009

Fragmentos

Amar al amado,
alma inanimada,
no es tarea indigna,
pero sí labor ingrata.

Amado que no ama,
amante no amado…
Sentimientos no correspondidos,
castigo por Dios otorgado.


Un látigo de siete colas
que chasquea, incesante,
sobre las espaldas de mil hombres
desnudos cual infantes.

Ira divina
ante el pecado humano:
los unos, al Abismo;
a los otros, la mano.


Castillo celestial
de torres plateadas,
incomparable a los Infiernos,
afiladas sus estacas.

Mas, ¿no es la vida
para el Cielo un Averno?
Siendo así,
escojo el Infierno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario