11 oct 2011

A todos mis amantes

Abrir los ojos con cara de loco
 y tomar el aire poquito a poco.
Ir hacia la percha a coger el sombrero,
 salir y enfrentarse a un mundo entero.

Miro la montaña de juguetes rotos,
antaño fruto de tantos alborotos;
aún río con sorna al mirar ese almacén,
 la última parada de este estúpido tren.


El chicle sin sabor,
el shinigami sin valor,
los bichitos del amor
 que no encontraron calor.

El cordero, ya sabes, degollado,
un cassette rebobinado,
la gélida luz del pasado
que todavía gruñe a mi lado.


La boca sensual, los dientes pequeños...
Sabes que eres el rey de mis sueños.


Dame, dame tus polvos de hada,
que mi alma quiere volar ilusionada.
Dame, dame tu santo y seña
para sellar tus labios con mi contraseña.

Dame tus caricias y tu pasión
y no tus besos de compasión.
Dame sin reservas todo tu amor
y no ese sucedáneo carente de ardor.


La fogata apagada,
la lengua perforada
y aquella mirada
que jamás fue deseada.

La duda marina,
el saco de harina,
la boca cetrina
de esnifar cocaína.


¡Qué bochorno! ¡Qué llorera!
Años perdidos persiguiendo quimeras.

Yo, Ulises; tú, mi sirena.
Que aquí no hay porno (y es una pena).