21 ago 2014

Mírame, aunque sea mentira

«Hoy la he visto [...]
y me ha mirado... 
¡Hoy creo en Dios!»
Gustavo Adolfo Bécquer

Solías sonreír de aquel modo.
Sonreías por todo con una sonrisa imposible,
con más dientes de los que podría contar
uno     a     uno     a     uno                con mi lengua.

Los ojitos te brillaban de inocencia,
pero yo sabía que no sonreían con tu boca,
que arrastraban la pena lágrima a lágrima.

Y en el sedimento de tu mirada me perdía,
turista ocasional de tus labios
en mi imaginación adolesciente.

Buscaba tu mirada con la mía
desde el otro extremo del aula,
el patio, el autobús, el metro           ...          Madrid entero.

Pero tú nunca mirabas
—o no como yo habría deseado—,
a pesar de que mis ojos insistían:
«Mírame, aunque sea mentira».