10 dic 2009

Lamento romántico

La noche cae
y con ella la Luna.
Suenan las campanas
anunciando la una.

El señor Sol
ya se ha despedido.
Luce la Luna
su mejor vestido.

Con tenues rayos
de luz plateada
alumbra los cielos
de noche despejada.


Los grillos afinan
turno por turno
y comienza el diario
concierto nocturno.

Su canto melodioso
tranquiliza el alma:
sosiega el espíritu
y trae la calma.


Contemplo desde mi ventana
el asombroso escenario
mientras el sacerdote concluye
el rito funerario.

¡Qué hermosa es la noche
y qué fugaz es la vida!
pienso mientras lloro
con lágrimas de envidia.

Ojalá ella pudiera
disfrutarlo conmigo.
Ojalá ella hubiera
alguna vez existido.

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