9 oct 2013

Bukolepsia

Quinta pastilla. Ésta tiene una carita sonriente, yupi. Klaus está vomitando en el baño, no, en la cama, no, en el baño, no, en la ventana. Ojalá le acierte a una puta paloma. Dios, qué asco me dan las palomas. Todo huele a azul, como a pollo. Sinestesia es un apócope de sin anestesia. ¿Nos quedarán agujas limpias? Qué más dará, si Klaus y yo hemos intercambiado tantos fluidos que ya soy un setenta por ciento ruso. Bueno, yo le llamo ruso porque folla como un ruso. Quiero decir, Klaus no habla mucho, no sé, nunca dice palabras con erre. Me aburro. Voy a tomarme otra pastilla.


Sexta pastilla. Corazones verdes, yupi. No tiene puto sentido: los corazones son rojos o negros, pero no verdes. Verdes son los campos de fútbol, la cerveza irlandesa, la pota de Klaus. ¿Sabéis que es ruso? Yo una vez quise ir a Rusia, pero me gasté todo el dinero en una fiesta. Creo que ahí conocí a Klaus, o puede que no. Pero que follamos cuando nos conocimos, seguro. No es que sea maricón ni nada de eso, pero tiene una polla grande y las tías me aburren tanto. Solía tener una novia y nunca me la chupaba, así que dejé de comerle el coño y se enfadó. Mujeres. Por cierto, se me está poniendo bastante dura. Voy a avisar a Klaus. Quizá tenga más pastillas.


Séptima pastilla. En realidad, no estoy muy seguro de que fuera una pastilla, pero yo me la he tragado igual, yupi. Klaus se la está meneando en la cama él solo. La habitación brilla y burbujea como uno de esos videoclips psicodélicos de los años setenta; creo que estoy flipando en colores. La verdad es que me he mareado un poco y encima un puercoespín rosa me ha robado los gayumbos. Ese cabrón de Espinete también solía follarse a niños dentro de su traje durante los rodajes. Lo sé porque yo trabajaba en el circo limpiando la mierda del elefante para pagarme la mierda de los estudios. De repente, me apetece arrancarle la cabeza a un pollo de un mordisco. Creo que hay pollo en la nevera. Puede que incluso encuentre algunas pastillas.


Octava pastilla, creo. Es una... ese rara... con un circulito en medio, yupi. No había pollo en la nevera, así que quizá le coma la polla a Klaus. Si consigue que se le ponga del todo dura, claro. Yo creo que es por todo ese pelo que tiene, que guarda el calor y le ablanda la carne. Aunque a mí me gusta, porque me hace cosquillas cuando follamos. A veces le lamo los sobacos y nos reímos mucho, porque saben asquerosos. A él le gusta mucho comérmela, sobre todo cuando está blanda, que es casi nunca. Hay días en los que pienso que Klaus es gay, pero luego le veo desnudo, machacándosela sobre las sábanas, con todo ese pelo... Mierda, he perdido el hilo. Creo que necesito otra pastilla.


Novena pastilla. No sé qué es, pero sabe a fresa, yupi. Me he montado sobre la polla de Klaus, pero está tan blanda que no entra. Estoy jodidamente aburrido. Me parece que no quedan más pastillas y tampoco puedo follar. La vida no tiene sentido. Si al menos hubiese algo de pollo en la nevera... Pero no, sólo esa macabra cabeza en el congelador. Klaus está loco, estoy harto de que traiga esa mierda a mi casa. En cuanto se despierte ya puede irse a tomar por culo a Rusia, Europa, África o de donde coño sea. Que se alimente a base de arroz del estómago hinchado de un niño negro. Yo me voy a hacer una paja. Y a buscar otra pastilla.

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