Retazos de una tarde con Jaime Gil de Biedma,
Juan Hidalgo, Pedro Almodóvar y Óscar Espirita
Recuerdo cuando era niño
y la calima nos dejaba horas encerrados
en aquella cueva de cal y feldespato.
Perdía los dedos entre la fibra
suave
del deseo infantil
mientras observaba los pasos
de un baile en solitario:
la mirada plateada,
los labios fruncidos,
los músculos en tensión
bajo el traje de lentejuelillas.
Una vocecita verde
musitaba silencios de alcoba
sobre el torrente de
plasma y fructosa;
dulce muchachito con los ojos negros y brillantes
jugando a las incursiones
más feliz que Príapo
en el palacio de las pollas.
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